Panzelotti: recientemente encumbrado por el soberano pueblo hasta la Cámara de los Lords, el carismático
técnico supo contagiar el espíritu de las grandes ocasiones. Perdió los papeles ante el impresentable de negro y
silbato y fue invitado a abandonar el banquillo; la grada le hizo un hueco cariñosamente. Ya en el postpartido de
Sa Fonda, dedicó unas palabras a los que insisten en compararlo con aquel entrenador argentino: «Yo no soy el
loco Bielsa, soy el lunático Pánzer».
Donosti: el pardo y multifunciones emblema del club es capaz de todo, menos de adaptarse a esas malditas
muletas. Aun así, las empleó para dar elegante y cordialmente algunas indicaciones al juez de línea. Mantuvo en
tensión desde la Grada Sur a sus pupilos a la largo de todo el encuentro y planteó junto a su staff un ambicioso
partido que bien podría haber acabado en victoria.
Jossep: el primero en llegar al campo y el último en abandonarlo. El trabajo que no se ve. No se mostró
especialmente efusivo con su reciente nominación a mejor delegado de la Liga: «eso está amañado», dijo. Es el
auténtico portador de la mística sportinguista, una figura irreemplazable.
Juakan: El histórico guardameta regresó como los héroes de su apacible retiro para salvar la temporada de los
amarillos y para deleitar al público con sus vuelos imposibles. Qué seguridad la que transmite el acrobático
portero y cómo ahuyenta a todo aquel rival que osa entrar en su parcela. Lo peor, sin duda, su lesión al final del
partido. Todos esperamos que sea lo más leve posible.
Gennaro
Gattuso Botika: jugó esta vez de central y fue uno de los hombres clave del punto conseguido. ¡Cómo
la sacó de bajo los palos evitando la tragedia en el último minuto! El árbitro tuvo que rogarle en varias ocasiones
que, por favor, no le mirara a los ojos. Siempre ha tenido buen cartel en la MLS estadounidense y hay rumores
que le sitúan allí en un futuro próximo. Sin embargo, al final del encuentro sorprendió con sus declaraciones
dejando claro que «más allá de mi Sporting tan sólo me aguarda el Infierno». Garra.
Rubiales: Sólida actuación del joven líder de la defensa. Desahució una y otra vez las pretensiones ofensivas del
Bunyola y sacó con pulcritud todo balón que le llegó. Va muy sobrado, el mariscal. La grada le quiere y no duda
en dejar algún que otro detalle técnico para la galería. Elegancia y lucha.
Maxieu: El mágico Juan Román está fino. Tiene más calidad en una uña que el resto de los mortales juntos.
Trata al balón con una dulzura sólo al alcance de unos pocos elegidos. Además, posee una gran seriedad
defensiva y así lo demostró el sábado en el lateral derecho. Esos balones que cuelga son verdaderas delicias.
Tomeu Garcia: El esporlerí está cada vez más cómodo y se ha afianzado en el lateral izquierdo. Igual que su
homólogo diestro Maxi, pone unos centros sublimes. Recuerda en ocasiones a aquella célebre zurda que pasó por
el Monumental hará cosa de cuatro años. Peleó sin cesar contra todos los atacantes bunyolins y consiguió sacar a
algunos del partido. Buen trabajo del soldado adoptivo.
Txiki: El pequeño gigante lo volvió a hacer; volvió a convertir el Monumental de Valldemossa en el salón de su
casa. El medio campo es suyo y pobre del rival que se lo reclame. Siempre belicoso y fecundo en el esfuerzo, jugó
hasta que no pudo más y fue sustituido. En tono jocoso, respondió en zona mixta a una periodista extranjera de
la NBC que le preguntó sobre el cansancio acumulado: «Me pesan las piernas, pero la verdad es que me pesan
mucho más los huevos». Magnánimo.
Presi Luka Modrik: gran encuentro el que disputó el sempiterno y elocuente sportinguista. Ocupó la medular
alternando su posición con el Cojo para desconcertar a los defensores y para hacer daño en la zona de tres
cuartos, donde fue decisivo. Donó en ofrenda una asistencia litúrgica para el PH, que éste se encargó de convertir
en éxtasis de esperanza.
Cillo: siempre se espera lo máximo de la eterna promesa, por eso no cesa en sus indagaciones prácticas y en su
errante búsqueda de la Belleza del fútbol. Nunca fue fácil conciliar el talento con la constancia. Se agradece el
cañito que obsequió a los ojos del entregado público. Sus hábiles asociaciones pusieron en alarma al Bunyola y
filtró un pase medido al coloso pampeano que por poco supone el 2-1.
Oscar Máister: histórico de los históricos y uno de los más honorables servidores de la causa amarilla. Gozó de
gran presencia en la banda derecha, lugar en el que hizo valer su veteranía y su dominio absoluto del tempo de
partido. Es una de las más preciadas insignias de la familia sportinguista, dentro y fuera del campo.
El Coix: 'el de los pies ligeros', otro de los míticos. Regresó también cual héroe con el noble propósito de
mantener al equipo de sus amores en la categoría. Se encontraba en plena misión en la selva de Vietnam cuando
recibió la llamada de auxilio del negociador Jossep; a la que no se pudo resistir. No dudó en volver, dejando allí
catorce hijos y una conocida fama de sanguinario. Patrimonio incalculable del club.
Jaume Morey: El joven todo-terreno se vistió otra vez de corto para contribuir en el esfuerzo de este sprint de
final de temporada. Ingresó en el rectángulo con muchas ganas, cuando el juego estaba partido, y subyugó el
centro del campo bunyolí con el ímpetu que le caracteriza. Tiene una especial relación con la Grada Joven, que le
adora.
Rooney: el precoz portero fue otra de las víctimas de la lamentable purga arbitral. Se marchó del campo con
parsimonia y por el centro de la cancha, como hacen los grandes. Tras el incidente fue calurosamente recibido en
la grada.
Paioli: algo semejante le ocurrió al siempre aguerrido Paioli. Llevaba apenas unos cinco minutos en el terreno de
juego cuando el árbitro decidió ejecutar una de las expulsiones más injustas que se recuerdan en un campo de
fútbol. Por suerte el MVP del derby se lo tomó con filosofía; guardó la cara de ese inútil en su retina y se vino a
la grada a hacer piña.
Kape: ya en su calentamiento se le notaba especialmente enchufado. Entró en la segunda parte, y el díscolo
atacante sobredotado de magia dispuso de una ocasión para firmar una de las epopeyas de la temporada. Lástima
que el cancerbero rival repelió el cabezazo.
PH: en cuanto al delantero argentino, me referiré únicamente a una verídica historia que me contó un viajero de
esas tierras. Me contó que un joven de la Pampa cayó un día al mar y, arrastrado por una extraña fuerza
milagrosa, llegó inconsciente hasta la orilla de una isla del Mediterráneo. De repente, una mañana, la intensidad
del sol le despertó en aquella misma orilla. Volviendo en sí, abrió los ojos dolorosamente y, entonces, entre sus
labios casi inertes gritó: «¡GOL!»
Había nacido una bestia; una leyenda.
La afición: La parroquia de los genuinos estuvo de diez. La comunión de la afición con el equipo es brutal y es
el principal motor y motivo de la ansiada permanencia. El sábado se respiraba el ambiente de las grandes citas y
el equipo estuvo a la altura. No pudo ser una victoria, pero el punto es más que bueno.
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Res mes que dir! ah si, gracias MAIKEL XPERT!!!